Bueno, comenzaré esta entrada con
una anécdota. Mi primer acercamiento a Adán Buenosayres fue en
la cursada de Literatura Argentina II, en la carrera de Letras que estoy
haciendo. Me acuerdo que leímos solamente el libro primero de la obra (la
profesora del curso estaba más preocupada por dar una gran cantidad de obras en
un semestre, sin tener en cuenta la calidad del aprendizaje). Me acuerdo que leí
ese primer capítulo por pdf, ¡no iba a gastar en un libro que ni conocía! Lo
gracioso es que nunca terminé siquiera de leerlo... creo que lo abandoné a las
15 páginas, era aburridísimo, un libro supremo para mi pequeño cerebro... ¡Lo
menosprecié demasiado!
Ahora viene la parte graciosa de la historia. Un semestre más tarde, me eligen
para hacer un intercambio, por lo que vine a estudiar a otro país de Latinoamérica.
Coincidencias de la vida: estoy haciendo una materia que también incluye en el corpus
la obra de Marechal pero, esta vez, ¡completa! ¡¡¡Qué horror!!! Entré en pánico:
un libro tan largo, leerlo completo después del odio que me había generado en un
primer momento.
Al fin y al cabo, lo entendí. Y ahora estoy fascinada con cada palabra escrita
en estas páginas. Y justamente lo entendí porque a esta profesora si le importa
que generemos conocimiento cualitativo, y no que sumemos 38 obras en un periodo
tan corto de tiempo. Me di cuenta de algo... es increíble cómo importa la
manera de enseñar de un profesor, ¿no? Mi primer acercamiento a la obra fue una
mierda, con todas las letras; pero porque la profesora de ese momento no le dio
importancia a la comprensión verdadera de la obra. Ahora, Adán
Buenosayres podría resultar una de mis obras argentinas favoritas,
gracias a esta nueva profesora, que decidió cumplir con su trabajo: enseñarnos
y lograr que entendamos el valor de la obra. ¡¡¡Estoy feliz!!! Y ahora, va la
reseña:
Título: Adán Buenosayres
Autor: Leopoldo Marechal
Editorial: Sudamericana
Año de publicación: 1948
741 páginas
Compuesto
por 7 libros, Adán Buenosayres nos cuenta la historia del
personaje principal que lleva dicho nombre, y sus travesías por la ciudad de
Buenos Aires en Semana Santa (del 27 al 29 de abril). En todo su periplo lo
acompañarán 5 de sus amigos, fundamentales para la estructura de la
obra. Teniendo en cuenta estos 7 libros, podemos dividirlo en tres partes:
la primera parte se compone de los 5 primeros libros, relatados en tercera
persona, la segunda se titula "El Cuaderno de Tapas Azules" y la última
"Viaje a la oscura ciudad de Cacodelphia".
Hay muchísimos
datos por analizar en la obra. Sería imposible que abarque todos y cada uno de
ellos. Pero me importa analizar el elemento espacio/temporal de la obra, o
bien la contextualización de la historia, y el título de la misma, el
nombre del personaje más bien y las connotaciones que su nombre nos
brinda.
Comencemos
ubicando a nuestro personaje: Adán Buenosayres es un hombre que vive en Buenos
Aires, en los años 192.... La fecha es imprecisa, el año más bien. Pensemos en
esta ciudad, ubicada en esta época: cosmopolita, industrializada, moderna, es
la conexión con el resto del mundo, con Europa, es el ingreso de las novedades
de la época, es el puerto. Teniendo en cuenta ello, a lo largo de la obra se
puede observar que Marechal nos presenta una Buenos Aires como ombligo de
Argentina, de América Latina, e incluso, del mundo. Adán realizará un mapeo de
la ciudad en sus travesías con sus amigos, y descubrirá su verdadera historia,
nos la mostrará de verdad. A su vez, esta Buenos Aires es de alguna manera babilónica:
es una ciudad que quiere ser más de lo que verdaderamente es; es una ciudad
soberbia.
"Adán
Buenosayres". ¿De qué hablamos cuando pensamos en el nombre Adán? Adán fue
el hombre original, que tenía el poder de nombrar las cosas a su gusto: su
palabra era creadora. Es importante el hecho de que estaba hecho del barro de
su tierra. También pensamos en él y automáticamente nos acordamos de su caída o
expulsión del paraíso, luego de cometer el pecado; su búsqueda de la redención
implacable, el deseo de volver al paraíso, junto a Dios, el deseo de recuperar
su habilidad para nombrar todo lo que lo rodea... Entonces, ¿por qué se llama Adán
nuestro personaje? Tal vez porque Marechal quiso que sea metáfora en la búsqueda
del verdadero hombre argentino, el original, el que fue hecho desde su propia
tierra. Pero, teniendo en cuenta esta idea de que Buenos Aires es el ombligo
del mundo, entonces también es el paraíso, el edén. Marechal hace una lectura
de algo tan universal como es la historia del primer hombre en una ciudad como
Buenos Aires, que es babilónica. Y allí reside la ironía del autor: Adán de
alguna manera busca la redención en esa ciudad. Por ejemplo, al comienzo
de la obra, en el libro primero, nos encontramos a un Adán sumamente fracasado
por su inutilidad al intentar nombrar las cosas. En realidad, las cosas ya
tienen nombre y encima ¡se lo gritan en la cara!
Es
interesante también cómo Marechal lee a los clásicos desde la construcción de
su obra. La historia está atravesada por el Ulises de Joyce, por la Odisea de
Homero, por filósofos reconocidos, por la historia de la Biblia, por el
infierno de Dante; en fin, múltiples historias de la literatura clásica
convergen en un mismo libro. Pero esta lectura del pasado literario se torna en
una parodia, la epopeya se carnavaliza cuando el narrador ridiculiza a nuestro
querido Adán.
Como bien
dije, es imposible realizar un examen exhaustivo de una obra tan poderosa, tan
cargada de significaciones. Me tomaría muchísimo tiempo (a mí y a cualquiera) resolver
muchos enigmas de la obra, muchas alusiones culturales que al no ser contemporánea
del autor, puede que no las entienda. Pero la base está, comprendí lo mínimo de
la obra, comprendí a su personaje, comprendí su contextualización, comprendí
varias hazañas, comprendí la ironía de Marechal. Pero por sobre todo, comprendí
que hay que darle oportunidades a los libros: tal vez no nos gusten en un
primer momento, porque tal vez no es el momento de leerlo, o tal vez no tenemos
las lecturas que nos posibiliten comprenderlo, pero nunca debemos desecharlo,
nunca debemos prejuzgarlo y, por supuesto, nunca debemos darnos por vencidos.
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