miércoles, 12 de septiembre de 2018

RESEÑA: Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal

Bueno, comenzaré esta entrada con una anécdota. Mi primer acercamiento a Adán Buenosayres fue en la cursada de Literatura Argentina II, en la carrera de Letras que estoy haciendo. Me acuerdo que leímos solamente el libro primero de la obra (la profesora del curso estaba más preocupada por dar una gran cantidad de obras en un semestre, sin tener en cuenta la calidad del aprendizaje). Me acuerdo que leí ese primer capítulo por pdf, ¡no iba a gastar en un libro que ni conocía! Lo gracioso es que nunca terminé siquiera de leerlo... creo que lo abandoné a las 15 páginas, era aburridísimo, un libro supremo para mi pequeño cerebro... ¡Lo menosprecié demasiado!



Ahora viene la parte graciosa de la historia. Un semestre más tarde, me eligen para hacer un intercambio, por lo que vine a estudiar a otro país de Latinoamérica. Coincidencias de la vida: estoy haciendo una materia que también incluye en el corpus la obra de Marechal pero, esta vez, ¡completa! ¡¡¡Qué horror!!! Entré en pánico: un libro tan largo, leerlo completo después del odio que me había generado en un primer momento.

Al fin y al cabo, lo entendí. Y ahora estoy fascinada con cada palabra escrita en estas páginas. Y justamente lo entendí porque a esta profesora si le importa que generemos conocimiento cualitativo, y no que sumemos 38 obras en un periodo tan corto de tiempo. Me di cuenta de algo... es increíble cómo importa la manera de enseñar de un profesor, ¿no? Mi primer acercamiento a la obra fue una mierda, con todas las letras; pero porque la profesora de ese momento no le dio importancia a la comprensión verdadera de la obra. Ahora, Adán Buenosayres podría resultar una de mis obras argentinas favoritas, gracias a esta nueva profesora, que decidió cumplir con su trabajo: enseñarnos y lograr que entendamos el valor de la obra. ¡¡¡Estoy feliz!!! Y ahora, va la reseña:


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Título: Adán Buenosayres
Autor: Leopoldo Marechal
Editorial: Sudamericana
Año de publicación: 1948
741 páginas

Compuesto por 7 libros, Adán Buenosayres nos cuenta la historia del personaje principal que lleva dicho nombre, y sus travesías por la ciudad de Buenos Aires en Semana Santa (del 27 al 29 de abril). En todo su periplo lo acompañarán 5 de sus amigos, fundamentales para la estructura de la obra. Teniendo en cuenta estos 7 libros, podemos dividirlo en tres partes: la primera parte se compone de los 5 primeros libros, relatados en tercera persona, la segunda se titula "El Cuaderno de Tapas Azules" y la última "Viaje a la oscura ciudad de Cacodelphia".

Hay muchísimos datos por analizar en la obra. Sería imposible que abarque todos y cada uno de ellos. Pero me importa analizar el elemento espacio/temporal de la obra, o bien la contextualización de la historia, y el título de la misma, el nombre del personaje más bien y las connotaciones que su nombre nos brinda. 

Comencemos ubicando a nuestro personaje: Adán Buenosayres es un hombre que vive en Buenos Aires, en los años 192.... La fecha es imprecisa, el año más bien. Pensemos en esta ciudad, ubicada en esta época: cosmopolita, industrializada, moderna, es la conexión con el resto del mundo, con Europa, es el ingreso de las novedades de la época, es el puerto. Teniendo en cuenta ello, a lo largo de la obra se puede observar que Marechal nos presenta una Buenos Aires como ombligo de Argentina, de América Latina, e incluso, del mundo. Adán realizará un mapeo de la ciudad en sus travesías con sus amigos, y descubrirá su verdadera historia, nos la mostrará de verdad. A su vez, esta Buenos Aires es de alguna manera babilónica: es una ciudad que quiere ser más de lo que verdaderamente es; es una ciudad soberbia. 

"Adán Buenosayres". ¿De qué hablamos cuando pensamos en el nombre Adán? Adán fue el hombre original, que tenía el poder de nombrar las cosas a su gusto: su palabra era creadora. Es importante el hecho de que estaba hecho del barro de su tierra. También pensamos en él y automáticamente nos acordamos de su caída o expulsión del paraíso, luego de cometer el pecado; su búsqueda de la redención implacable, el deseo de volver al paraíso, junto a Dios, el deseo de recuperar su habilidad para nombrar todo lo que lo rodea... Entonces, ¿por qué se llama Adán nuestro personaje? Tal vez porque Marechal quiso que sea metáfora en la búsqueda del verdadero hombre argentino, el original, el que fue hecho desde su propia tierra. Pero, teniendo en cuenta esta idea de que Buenos Aires es el ombligo del mundo, entonces también es el paraíso, el edén. Marechal hace una lectura de algo tan universal como es la historia del primer hombre en una ciudad como Buenos Aires, que es babilónica. Y allí reside la ironía del autor: Adán de alguna manera busca la redención en esa ciudad. Por ejemplo, al comienzo de la obra, en el libro primero, nos encontramos a un Adán sumamente fracasado por su inutilidad al intentar nombrar las cosas. En realidad, las cosas ya tienen nombre y encima ¡se lo gritan en la cara! 

Es interesante también cómo Marechal lee a los clásicos desde la construcción de su obra. La historia está atravesada por el Ulises de Joyce, por la Odisea de Homero, por filósofos reconocidos, por la historia de la Biblia, por el infierno de Dante; en fin, múltiples historias de la literatura clásica convergen en un mismo libro. Pero esta lectura del pasado literario se torna en una parodia, la epopeya se carnavaliza cuando el narrador ridiculiza a nuestro querido Adán. 

Como bien dije, es imposible realizar un examen exhaustivo de una obra tan poderosa, tan cargada de significaciones. Me tomaría muchísimo tiempo (a mí y a cualquiera) resolver muchos enigmas de la obra, muchas alusiones culturales que al no ser contemporánea del autor, puede que no las entienda. Pero la base está, comprendí lo mínimo de la obra, comprendí a su personaje, comprendí su contextualización, comprendí varias hazañas, comprendí la ironía de Marechal. Pero por sobre todo, comprendí que hay que darle oportunidades a los libros: tal vez no nos gusten en un primer momento, porque tal vez no es el momento de leerlo, o tal vez no tenemos las lecturas que nos posibiliten comprenderlo, pero nunca debemos desecharlo, nunca debemos prejuzgarlo y, por supuesto, nunca debemos darnos por vencidos.

Mi puntuación


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